La ansiedad es una emoción y, como tal, funciona como un sistema de alarma que nos permite identificar situaciones que podemos percibir como potencialmente peligrosas, ya sea porque nos puede generar un daño físico o psicológico (por ejemplo, me da ansiedad hablar en público porque puedo quedar en ridículo frente a todos).

Sin embargo, existen condiciones en las que la ansiedad empieza a volverse un problema o incluso un trastorno de salud mental. Estas son algunas señales comunes de la ansiedad como trastorno:

● Tendencia a evitar ciertas situaciones como ir al colegio, participar en ciertas actividades, dormir solo, hablar en público.
● Preocupación excesiva por algún tema en particular.
● Temor a alejarse de alguna de las figuras afectivas (mamá, papá o persona muy cercana) cuando niñas o niños de su edad no presentan este temor.
● Buscar demasiado acompañamiento o supervisión.
● Anticipar frecuentemente los peligros de las situaciones a las que se enfrenta.
● Quejas somáticas (malestares o dolores de estómago o cabeza, fatiga).
● Dificultad para dormir (a veces con intentos por dormir con los padres a pesar de tener su propia cama).
● Pesadillas recurrentes.
● Reacciones abiertas de miedo ante situaciones específicas que no ameritan esa reacción tan intensa.

Trastorno de ansiedad por separación

La ansiedad por la separación con los cuidadores es normal en los primeros tres años de vida, pero se espera que después de este momento empiece a desaparecer. Este trastorno se identifica cuando la niña o el niño presenta un temor muy intenso o prolongado al alejarse de su figura de seguridad, usualmente su madre o padre, lo cual puede interferir con sus actividades escolares o cotidianas. Esta ansiedad puede extenderse también al lugar de seguridad de modo que cuando sale de viaje o se aleja de casa (va a dormir a otra casa), aumenta esa ansiedad.

Trastorno de pánico

Este se manifiesta a partir de sensaciones físicas muy intensas (palpitaciones, ahogo, sudoración, mareo, náuseas, hormigueo en manos). Se genera por las sensaciones mismas (alguna de ellas en menor intensidad) o por situaciones que promueven tales sensaciones (por ejemplo: lugares cerrados, multitudes). Una persona con un trastorno de pánico puede llegar a creer que es incontrolable, que va a enloquecerse o que se trata de una condición médica grave, aunque ninguna de esas ideas sean ciertas.

Trastorno de estrés postraumático

Se experimenta una marcada ansiedad a partir de una experiencia traumática severa (que amenaza la vida o la integridad de la persona, de sus seres queridos o de alguien de su entorno cercano). En estos casos la persona re-experimenta lo vivido a través de recuerdos, sensaciones y emociones usualmente intensas y tiende a evitar todo aquello que se asocie con el trauma, percibiéndose muy limitada en su vida cotidiana.