Autoconocimiento

¿Es posible fortalecerla desde el nacimiento?

En este grupo están las habilidades que tenemos para reconocer nuestras emociones, nuestros pensamientos y valores (es decir, aquello que es importante en nuestra vida). También están las habilidades que tenemos para entender la forma en que cada una de estas áreas afecta nuestro comportamiento.

¿Por qué es importante esto? Estas habilidades nos dan la oportunidad de conocer nuestras fortalezas y debilidades. Cuando reconocemos cómo nos sentimos, por qué nos sentimos de esa manera, qué es eso que nos importa y por qué nos comportamos como nos comportamos; es posible vivir más tranquilos con nosotros mismos y llevar la vida que queremos.

Autogestión

Acá encontramos las habilidades que nos permiten manejar nuestras emociones, pensamientos y comportamientos en diferentes situaciones de la vida, con el fin de lograr nuestras metas y aspiraciones.

Para esto es importante primero, conocernos, es decir, tener estrategias de autoconocimiento. Una vez se tiene claridad sobre lo que es importante para nosotros, cuáles son nuestras metas, qué es lo que sentimos y pensamos, entonces podemos empezar a regular esas emociones, esos pensamientos, y en últimas, nuestro comportamiento.

¿Cuándo nos damos cuenta de que estamos regulándolos?, cuando a pesar de que tenemos una emoción muy intensa, un pensamiento que nos incomoda o el impulso de responder de una manera, decidimos de manera consciente cómo responder a esas emociones, esos pensamientos y la manera en que queremos comportarnos. Por ejemplo, sabemos que nuestras hijas e hijos están desarrollando estas capacidades de autogestión cuando están sintiendo mucha rabia, pero encuentran la manera de expresar sus emociones con sus palabras, respirar un poco si es necesario y pedir, de manera tranquila, aquello que quieren; cuando quisieran comerse un postre ya, pero pueden esperar y comer primero su almuerzo; cuando, a pesar de la ansiedad que les da una tarea, pasan de tener pensamientos como ”no lo voy a lograr” a respirar profundo y pedir ayuda para hacer la tarea, etc.

Conciencia social

Acá encontramos nuestras habilidades para entender la perspectiva de los otros, demostrar empatía y compasión. Estas habilidades están dirigidas al otro y el cuidado del otro, lo que es fundamental en la vida de todo ser humano.

¿Qué significa demostrar empatía y compasión? Cuando empatizamos, somos capaces de sentir una emoción similar a aquella que el otro está sintiendo y somos capaces de expresar con nuestro lenguaje y nuestro cuerpo que entendemos cómo se siente la otra persona. Imagine que su hija o hijo está muy asustado porque ve un perro muy juguetón; como adultos podemos empatizar con ella o él, entender que es una situación novedosa, que no sabe cómo manejarla y demostrarle que nos preocupa la situación tanto como a ella o a él. En la misma situación, podríamos reaccionar de forma contraria, por ejemplo reírnos de su reacción . ¿Con cuál de estas reacciones cree que su hija o hijo se sentirá más comprendido y valorado? Probablemente con la primera.

La empatía nos permite conectar con los otros y volvernos una fuente de apoyo. La compasión, por su parte, se refiere a la capacidad de hacer algo con el fin de ayudar a ese otro. Muchas veces podemos entender lo que el otro está sintiendo y sentir una emoción similar, pero no hacemos algo para ayudarlo, ya sea porque no estamos motivados a hacerlo o porque no sabemos qué podemos hacer para ayudar.

La conciencia social también nos permite identificar cuáles son nuestras fuentes de apoyo (por ejemplo, la familia, el colegio de mis hijas e hijos, un grupo de la comunidad) y usarlas en tiempo de necesidad, por ejemplo, si necesitamos información, acceder a algún servicio, un consejo, etc.

Habilidades para relacionarse

Son todas las habilidades que nos permiten iniciar y mantener relaciones saludables de apoyo, así como poder relacionarnos en diferentes contextos con diversas personas o grupos.

Dentro de las habilidades necesarias para poder crear y mantener relaciones de apoyo encontramos: la capacidad de comunicarnos claramente, escuchar activamente al otro (sin interrumpirlo y entendiendo lo que el otro nos comunica), cooperar, resolver conflictos y resistir la presión social (como cuando un compañero nos invita a fumar y preferimos no hacerlo). También incluye la capacidad de buscar y ofrecer ayuda cuando es pertinente y de defender nuestros derechos y los derechos de los demás.

Son muchas las habilidades involucradas en este grupo, y esto se debe precisamente a que el mundo social es un mundo complejo, en el que el resultado de mis encuentros con los demás no dependen solo de mi capacidad para manejar lo que siento, lo que pienso y lo que hago, sino también de mis capacidades para hacerlo teniendo en cuenta lo que el otro siente, piensa y hace. Estas habilidades son fundamentales en nuestra vida, y el aprendizaje empieza desde el momento mismo del nacimiento. Por lo que será fundamental acompañar a las niñas y niños mientras aprenden y perfeccionan estas habilidades. En la sección “¿Cómo promover las competencias socioemocionales de mis hijas e hijos?” de este kit, encontrará sugerencias concretas para acompañar a sus hijas e hijos en este proceso.

Toma de decisiones responsables

Aquí se incluyen todas las habilidades que se necesitan para realizar elecciones positivas para la vida, incluyendo el cuidado propio y el de los demás.

Habilidades como: identificar situaciones problemáticas personales o pensar en; habilidades para identificar posibles soluciones, prever y evaluar las consecuencias de dichas soluciones en lo personal, para los demás o para la comunidad.

Nuestras hijas e hijos se enfrentan a situaciones que requieren que tomen decisiones responsables con ellos mismos y con los demás todo el tiempo, de hecho, gran parte de los esfuerzos que hacemos desde que nuestros hijas e hijos son bebés buscan ese objetivo. Si pensamos en las situaciones a las que se enfrentan las niñas y los niños podemos pensar en varios ejemplos: si ven que alguien está agrediendo a un compañero, deberán decidir si intervenir o no y, si deciden intervenir, deberán decidir cómo hacerlo; si tienen un examen, pero los invitan a salir la noche anterior, deberán decidir entre salir o estudiar; si cometieron un error, deberán decidir entre comentarlo o no con sus padres o maestros, etc.