Comportamientos suicidas y autolesivos
Conducta suicida
La conducta suicida hace referencia a un conjunto de manifestaciones que van desde pensamientos e ideas, hasta el acto en sí mismo de auto-aniquilación, aun cuando no se alcance el cometido.
Todas las personas – niñas, niños, jóvenes o adultos – en algún momento de la vida, han llegado a considerar la muerte como una alternativa para resolver sus problemas o un alivio para su sufrimiento, pero en la gran mayoría de los casos es sólo un pensamiento pasajero que desaparece al mismo tiempo que lo hace el malestar emocional. Es más, el mismo ejercicio de pensar en morir o estar muerto parece funcionar como un recurso psicológico para evitar el malestar que producen las emociones del momento. Pero cuando las personas continúan con este pensamiento, elaboran planes y confirman la manera de lograrlo, se debe entender como un evento potencialmente riesgoso que algunos llaman “ideación suicida”. Esta incluye planear la forma como se llevaría a cabo, el momento, los recursos e incluso, la forma de despedirse. El grado de detalle del plan suicida puede determinar en gran parte la severidad del riesgo.
Pero ¿en qué casos una niña, niño o adolescente puede tener mayor riesgo de suicidio?
Esto no es tan fácil de determinar porque no todas las personas que pasan por condiciones difíciles consideran el suicidio como alternativa. “Nunca pensamos que fuera tan grave esa pelea que tenía con sus compañeritos”, “era sólo una noviecita que tenía hace menos de un mes”. Resulta común no coincidir en la valoración de la gravedad de una situación; lo que vivimos en carne propia suele ser mucho más grave que cuando lo escuchamos de otros. Esto es más evidente si se trata de madres y padres valorando las situaciones que sus hijas e hijos perciben como inmanejables.
En ocasiones, es claro para todos que el evento que la niña, el niño o adolescente vivieron es grave: experiencias trágicas, muertes inesperadas, accidentes culposos, entre muchos ejemplos, pueden conducirlos a la conducta suicida. Aun así, ninguna de estas situaciones podría considerarse como la causa de un suicidio. Sería un error decir que alguien se suicidó porque su novia o novio le terminó, porque se peleó con sus padres, porque sus amigos le criticaron o incluso porque tuvo una experiencia trágica. Pero una situación crítica o difícil sólo puede actuar como factor desencadenante si la niña o el niño está vulnerable. De otro modo no sería más que un mal momento, transitorio como muchos.
Entonces, ¿qué hace más vulnerable a niñas y niños?
Probablemente es el conjunto de diferentes factores y no uno solo. Niñas, niños o adolescentes que están pasando por momentos críticos en sus vidas, más aún si no logran percibir que tienen un apoyo y seguridad en su entorno, pueden tener conductas suicidas.
Otros factores de riesgo para comportamiento suicida en las niñas, niños y adolescentes son los intentos de suicidio previos, dificultades familiares en combinación con factores estresantes (como haber sido víctimas de maltrato, abuso sexual, o haber sido víctimas de desastres, desplazamiento o violencia, o ser víctimas de violencia intrafamiliar). Si hay historia de suicidio en la familia también aumenta la vulnerabilidad. Si la niña, niño o adolescente tiene trastornos de comportamiento, consume sustancias psicoactivas o tiene trastornos mentales (depresión, ansiedad, alteraciones del aprendizaje), el riesgo de suicidio aumenta.
Entonces, ¿qué hace más vulnerable a niñas y niños?
Otros factores desencadenantes incluyen la exposición a modelos inspiradores. Este factor de riesgo es importante porque las personas más jóvenes son más propensas a imitar el comportamiento de los demás. Una niña, niño o adolescente puede imitar el comportamiento suicida que observa en algún medio de comunicación (por ejemplo, una noticia) o en su entorno directo (por ejemplo, grupos de compañeros, amigos, ambiente escolar).
En general, hay una mayor tendencia a imitar cuando existen similitudes entre la niña, el niño o el adolescente y el modelo (por ejemplo, en edad, género, estado de ánimo o situación de fondo), cuando hay un fuerte vínculo entre ellos, o cuando el modelo es alguien a quien admiran (por ejemplo, las celebridades). También se ha considerado un factor de riesgo para el comportamiento suicida en niñas, niños y adolescentes la disponibilidad de medios para cometer el suicidio, como la presencia de armas de fuego en la casa o la facilidad de acceso a armas blancas, a medicamentos o venenos.
Entonces, ¿qué hace más vulnerable a niñas y niños?
En la medida en que existan más factores de vulnerabilidad puede crecer el riesgo, y los momentos de crisis pueden resultar más devastadores. Esto quiere decir que en la medida en que se esté más vulnerable por condiciones de vida, personales o de experiencias, cualquier situación crítica podría actuar como factor desencadenante que lleve a estas conductas suicidas.
Entonces, ¿qué hace más vulnerable a niñas y niños?
Un factor de riesgo para la conducta suicida son los comportamientos auto lesivos, es decir, que son diferentes de la conducta suicida, pero aumentan el riesgo de que esta última ocurra.
Algunos comportamientos autolesivos que se ven en la infancia y adolescencia son: golpearse la cabeza, morderse, rasguñarse, arrancarse el pelo, y en casos más intensos, cortarse, o pincharse. Estos comportamientos se realizan en solitario y se realizan varios intentos por ocultarlos de los demás, pues son comportamientos que pueden generar vergüenza, culpa o miedo a ser castigados. En los adolescentes, es mayor la intención de ocultar estos comportamientos. Estos comportamientos suelen ocurrir como respuesta a emociones muy intensas, por ejemplo, cuando se sienten frustrados, humillados, lastimados, que valen poco, y en especial, cuando no tienen habilidades socioemocionales de autogestión de las emociones o toma de decisiones responsables que le permitan resolver las situaciones dolorosas que enfrentan de una manera adecuada.
Entonces, ¿qué hace más vulnerable a niñas y niños?
En la medida en que existan más factores de vulnerabilidad puede crecer el riesgo, y los momentos de crisis pueden resultar más devastadores. Esto quiere decir que en la medida en que se esté más vulnerable por condiciones de vida, personales o de experiencias, cualquier situación crítica podría actuar como factor desencadenante que lleve a estas conductas suicidas.
Un factor de riesgo para la conducta suicida son los comportamientos auto lesivos, es decir, que son diferentes de la conducta suicida, pero aumentan el riesgo de que esta última ocurra.
Algunos comportamientos autolesivos que se ven en la infancia y adolescencia son: golpearse la cabeza, morderse, rasguñarse, arrancarse el pelo, y en casos más intensos, cortarse, o pincharse. Estos comportamientos se realizan en solitario y se realizan varios intentos por ocultarlos de los demás, pues son comportamientos que pueden generar vergüenza, culpa o miedo a ser castigados. En los adolescentes, es mayor la intención de ocultar estos comportamientos. Estos comportamientos suelen ocurrir como respuesta a emociones muy intensas, por ejemplo, cuando se sienten frustrados, humillados, lastimados, que valen poco, y en especial, cuando no tienen habilidades socioemocionales de autogestión de las emociones o toma de decisiones responsables que le permitan resolver las situaciones dolorosas que enfrentan de una manera adecuada.