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Comportamientos suicidas y autolesivos

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Las estrategias que han demostrado alguna utilidad en la prevención de comportamiento suicida se enfocan en la detección oportuna de señales de advertencia (ver abajo) y en algunas intervenciones que podrían ayudar a minimizar el impacto de tales comportamientos y que se explican a continuación.

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1. Preste atención a señales de advertencia

● Aislamiento social
● Manifestaciones de desesperanza
● Conducta poco comunicativa
● Agitación o violencia
● Alteraciones emocionales graves
● Hablar sobre el suicidio o la muerte con frases como: “Voy a suicidarme”, “Me gustaría estar muerto” o “Desearía no haber nacido”.
● Aislarse de su círculo social.
● Tener cambios de humor fuertes.
● Consumo de alcohol o drogas.
● Cambiar la rutina normal, incluido el patrón de comida y de sueño.
● Actuar de manera arriesgada o autodestructiva, como cruzar la calle sin observar el semáforo, caminar por el borde de un puente, etc.
● Regalar sus pertenencias o poner en orden sus asuntos, sin ninguna explicación lógica para hacerlo.
● Despedirse de la gente como si no fueran a verse otra vez.
● Presencia de pensamientos o planes de autolesión en el último mes o conducta autolesiva en el último año

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Estos son signos de alarma de los comportamientos suicidas. En caso de reconocer alguno, busque de inmediato el apoyo de un profesional. Promueva un ambiente seguro y de contención. Por ningún motivo deje a solas a la niña, niño o adolescente en ningún momento. En la medida de lo posible, aléjelo de objetos o condiciones con las que pudiera hacerse daño (si está cerca de una ventana o balcón, condúzcale a un lugar menos riesgoso; retire o aleje de su alcance medicamentos, venenos u objetos potencialmente lesivos). Frente a la menor sospecha de que una niña, niño o adolescente está en riesgo de presentar un comportamiento suicida, solicite de inmediato el servicio de ambulancia o bien, condúzcale, siempre acompañado, al centro de salud más cercano.

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2. Detección de la depresión o de alteraciones emocionales graves

Los estados depresivos pueden en algunos casos conducir a considerar el suicidio como una opción para eliminar el sufrimiento. Con la depresión, la persona experimenta sentimientos de poco valor y en general se disminuye la posibilidad de disfrutar y valorar lo que la vida ofrece. La desesperanza se apodera de toda perspectiva: “estoy mal, todo en mi vida está mal y no hay posibilidad alguna de cambio”. Bajo esa premisa, la ideación suicida puede convertirse en una actividad recurrente que incluso puede conducir a alivio, así sea temporal. Pensar en morir se convierte en una alternativa, algo que realmente se puede hacer para dejar de sufrir.

¿Por qué pensar en morir alivia? logo

¿Por qué pensar en morir alivia?

Por varias razones: dedicar una parte del tiempo a pensar desvía su atención de los problemas reales que probablemente generan malestar, pues no se percibe posibilidad de solución (“Cuando mis padres se enteren que voy perdiendo el año se van a morir”; “Después de lo que pasó es imposible recuperarse”). Pensar es percibido como algo que se hace para resolver problemas; encontrar alternativas produce alivio. Además, identificar algo que realmente se podría hacer alimenta la percepción de control (“está en mis manos acabar con este sufrimiento”).
No todas las personas con depresión llegan al comportamiento suicida; sin embargo, es importante reconocer las señales de este problema en los menores para que sean atendidos efectiva y oportunamente. Consultar con profesionales preparados (psicólogos, psiquiatras) es la mejor alternativa en estos casos.

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3. Evitar el consumo de sustancias psicoactivas

El consumo de alcohol o de sustancias psicoactivas es un problema en sí mismo tanto para menores como para adultos. En menores, impacta el desarrollo del cerebro, incluidas las áreas cerebrales que regulan el control de impulsos y las emociones. El consumo de este tipo de sustancias les hace más dependientes a ellas, más vulnerables ante situaciones difíciles y con pobres recursos para tolerar el malestar emocional. Aquellos que consumen alcohol y/o sustancias psicoactivas pueden estar más proclives a la depresión o incluso responder con comportamientos típicos impulsivos; por supuesto, esto los hace muy vulnerables para el comportamiento suicida ante circunstancias difíciles. Es por esto que se debe retrasar lo más posible el inicio de consumo de sustancias psicoactivas (alcohol u otras drogas). En esta línea es importante no ofrecer a niñas, niños y adolescentes bajo ninguna circunstancia alcohol, o enviarlos a comprar alcohol u otras sustancias, en general, evitar al máximo el contacto de ellos con este tipo de sustancias.

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Control de acceso a sustancias y elementos potencialmente letales

Aunque resulta imposible eliminar todos y cada uno de los elementos con los que una persona podría hacerse daño, es esencial mantener aquellos potencialmente letales en lugares de acceso restringido. Medicamentos, venenos, plaguicidas y armas de fuego no deben ser de fácil acceso. Esta medida resulta obvia al mencionarla, pero se han presentado múltiples casos de conducta suicida que se hubieran beneficiado de esta medida preventiva. En todo caso, es válido reconocer que, aun cuando en casa se tomen las precauciones necesarias, el comportamiento auto lesivo es una elección de quien lo ejecuta y si así lo decide podría encontrar diferentes medios para hacerlo. Esta acción, junto con otras, son las que pueden llevar a la prevención del suicidio.

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4. Acompañamiento cercano en momentos críticos

Lo que resulta imposible de manejar para unos puede ser visto por otros como algo perfectamente manejable. Abra espacios para conversar y escuchar lo que sucede en la vida cotidiana de su hijo o hija. Ayúdele a hablar de lo que siente, valide sus emociones y valore que las comparta con usted. Evite minimizar los problemas que le comenta, más bien ayúdele a generar diferentes alternativas de manejo. Si reconoce señales de riesgo como cambios de comportamiento, decaimiento, tristeza, aislamiento, informe también al colegio para que le hagan seguimiento y acompañamiento, y siempre consulte con profesionales idóneos dentro de su programa de salud.

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5. Hable de manera directa sobre el tema

Si observa comportamientos inusuales o si el riesgo ya ha sido identificado, no tema preguntar de manera amable y sensible, pero siempre de manera directa:

¿Qué pasa?, ¿te puedo ayudar?, ¿quieres hablar con alguien más? E incluso, si ve reacciones emocionales muy intensas, pregunte directamente ¿estás pensando en quitarte la vida?

Si hay manifestaciones que indiquen que la respuesta es SÍ, es importante NO decir cosas como:

“Estás loco”, “qué dramático”, “estás exagerando”, “no te creo”, “no serías capaz”, “solo quieres llamar la atención”; y, por el contrario, seguir las indicaciones que se dan a lo largo de este kit y principalmente, contactar a un psicólogo, psiquiatra o un profesional con entrenamiento en salud mental.

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6. Apoyo psicológico a la familia

Ante una situación tan crítica como la experiencia de suicidio o intento de suicidio, todos los miembros de la familia resultan afectados. “¿Por qué pasó algo así?, ¿por qué no pudimos hacer nada para prevenirlo?, ¿qué hicimos mal?” Estos son algunos de los cuestionamientos que se repiten una y otra vez los familiares. Conviven con un intenso dolor acompañado de culpa, rabia, tristeza, impotencia y vacío. Cada persona enfrenta el duelo de manera diferente: algunos se encierran en sí mismos, otros lloran y buscan acompañamiento de otros, algunos otros buscan alivio espiritual. No hay un único ni mejor camino, todos son costosos a su manera. Sin embargo, en el caso particular del suicidio, el acompañamiento psicológico resulta especialmente valioso para transitar por el duelo y eventualmente lograr procesar la experiencia.

En los casos en los que se sospeche que alguno de los miembros de la familia estaría con manifestaciones de depresión, es de vital importancia buscar ayuda profesional para obtener atención oportuna. Recuerde que el riesgo de suicidio aumenta en los casos de depresión y cuando un familiar cercano ha tenido una conducta suicida.

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7. Apoyo psicológico a pares

Cuando una niña, niño o adolescente intenta suicidarse, la acción inmediata es buscar ayuda de un profesional con entrenamiento en salud mental para apoyarlo. Pero hay que tener en cuenta que cuando hay un intento de suicidio, o un suicidio, no sólo su familia resulta significativamente afectada, sus compañeros de colegio y amigos también. En estos casos se recomienda, igualmente, que las instituciones educativas utilicen los servicios de profesionales idóneos que conduzcan procesos grupales orientados a reconocer el impacto de la experiencia, promover su procesamiento, ayudar a identificar las manifestaciones usuales dentro del proceso del duelo. El profesional, además, identificaría señales de riesgo (si las hubiere) en otros estudiantes.

En todo caso, se recomienda que los padres de niñas y niños con un compañero que haya tenido una conducta suicida, no duden en hablar abiertamente del tema con ellos, reconociendo su dolor y la incertidumbre que acompaña una experiencia como estas.